Te
presentamos algunas palabras que
aterrizaron durante los últimos doce meses en nuestro vocabulario. La mayoría
son de reciente creación; el resto, términos ya existentes que hasta ahora no
habíamos acomodado en nuestras conversaciones cotidianas.
Concertinas: Las cuchillas engarzadas en
espiral de alambre que adornan las vallas de Ceuta y Melilla. Para el Gobierno,
una medida de seguridad pasiva contra los saltos de inmigrantes; para sus
opositores, una herida abierta que muestra hasta qué punto Europa se ha
deshumanizado.
Coworking: Su definición más romántica alude
a un ecosistema de ideas, sinergias y proyectos empresariales. La más práctica,
a una fórmula que permite a autónomos compartir un mismo espacio de trabajo con
el fin de reducir costes.
Drones: Aviones no tripulados y,
últimamente, una de las armas predilectas de Estados Unidos para combatir el
terrorismo en países como Pakistán o Yemen. Operados desde la distancia, matan
de forma anónima y barata. Sin embargo, sus aplicaciones fuera del terreno
bélico son infinitas: desde reparto de paquetes hasta detección de incendios o
salvavidas en las playas.
Escrache: La Plataforma de Afectados por la
Hipoteca lo utilizó a principios de año en España, cuando desplazó sus
protestas a las puertas de los domicilios de aquellos a quienes consideraba
responsables de su situación. Al Gobierno del PP no le ha gustado esta
modalidad de manifestación y anuncia sanciones de hasta 600.000 euros para
quien participe en ellas.
Gastrobar: Una revisión de los bares de toda
la vida que ofrece tapas de autor a precios supuestamente asequibles. Ya
existen también gastrocroqueterías.
Harlem Shake: Baile estrambótico y machacón que
en primavera protagonizó un gran fenómeno viral en Internet. Al grito de “¡A
los terroristas!”, proferido por el rapero Héctor Delgado, los usuarios se
grababan participando en una curiosa y repetitiva danza colectiva.
Hipsters: Constituye la última tribu urbana
del siglo XXI, esa figura a medio camino entre el hippy y el moderno fashion
que hoy en día campa a sus anchas por los barrios del Raval (Barcelona) y
Malasaña (Madrid). Por sus barbas, gafas de pasta, bicis y revistas
alternativas los reconoceréis.
Marea
granate: Flujo migratorio de jóvenes españoles, por lo general bien preparados,
que viajan a otros países con el fin de buscarse un porvenir y que se
distinguen por el color granate de sus pasaportes.
Misericordina: La medicina que receta el papa
Francisco para velar por los frutos de la fe. ¿Su composición? Cincuenta y
nueve gránulos para el corazón, una dosis de Corona Divinae Misericordiae y
otra de Imago Iesu Misericordis.
Naming: Consiste en reabutizar edificios e
instalaciones con el nombre del patrocinador Naming: Hasta los emplazamientos
más emblemáticos se tambalean si hay un cheque por medio. Ante el poder del
naming, práctica que rebautiza con el nombre de un patrocinador a edificios e
instalaciones, han sucumbido la madrileña estación de Sol (ahora, Vodafone
Sol), discotecas y festivales. ¿Será el próximo el Camp Nou?
One directioner: Adolescente por lo general de sexo
femenino que posee la discografía completa del grupo One Direction, sabe de
memoria la letra de todas sus canciones, no le importa esperar largas colas
para acceder a un concierto de esa banda y sufre paroxismos nerviosos al tener
a sus miembros a pocos metros de distancia.
Phablet: El tamaño importa. Al menos, en el
mundo de la tecnología. El phablet es una minitableta, es decir, un smarphone
gigante. El Samsung Galaxy Note abrió a la veda hace un par de años. Ahora,
nuevos agentes, entre ellos el Xperia Z Ultra, se suman a la contienda.
Postureo: Pose, preocupación por la imagen.
Los hipsters (ver más arriba), devotos del mundo de las apariencias, lo
practican sin complejos.
Precariado: Combinación de las palabras
precario y proletariado. Denuncia las difíciles condiciones salariales a las
que hoy se enfrentan numerosos trabajadores. Inspiró una entrega del programa
de Jordi Évole, Salvados.
Selfies: Según el Oxford Dictionary, la
palabra del año. Consiste en fotografiarse a uno mismo con el móvil para
compartir después esas imágenes en Internet.
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